Por Samuel De San Juan
Cuando se habla de hacer política en
Puerto Rico, siempre se piensa en la misma cultura o manera de hacer política.
Esa manera de hacer política es la que tiene a muchos en la isla cansados,
frustrados y decepcionados. Es un tipo de política que siempre está corriendo
en un mismo ciclo vicioso dando vuelta en la misma plazoleta sin la intención
de llegar hacía algún sito en específico. Este tipo de hacer política es la que
ha hecho que muchos boricuas abandonen la isla y se establezcan en los Estados
Unidos permanentemente. Algunos intelectuales, así como, otras personas
envueltas en la política describen esta situación de hacer política como un
“ciclo tóxico” donde se repite los mismos errores y la misma manera de gobernar
haciendo que se pierda gobernabilidad.
El quita y pone
Uno de los ciclos tóxicos que se ve
en Puerto Rico respecto a la política es el estar poniendo nuevos empleados
cada vez que sube una administración nueva. Esta costumbre es una muy maligna
debido a que no ayuda a que los empleados anteriores adquieran experiencia en
el puesto que desempeña. Otra razón para ser tóxica esta costumbre es que
siempre habrá empleados sin vasta experiencia trabajando en el gobierno, ya
que, son empleados que le dan un empleo al momento se subir la nueva
administración y removidos de su puesto si sube una nueva administración. Esta
costumbre no solidariza la economía en Puerto Rico, ni la fortalece, sino que,
la debilita. Por último, debido a este “entra y sale” de empleados en las
oficinas de gobierno y la falta de experiencia en un puesto, la calidad de
servicio siempre será mediocre; eso se ve y se nota cuando se visita una
oficina de Servicios Sociales, Obras Públicas u otra oficina gubernamental.
Lo mismo de siempre
Otro de los ciclos tóxicos que se ve
mucho en Puerto Rico cada vez que se postula un nuevo aspirante a la
gobernación son las promesas que se hacen, para luego, no cumplirlas.
Seguramente, la gente dirá que esto pasa en cualquier parte del mundo. Sin
embargo, con mucha certeza, los políticos que prometen ilusiones y sueños al
pueblo, no saben con certeza si lograrán cumplir. Otros politicos, sabiendo que
no pueden cumplir, prometen comoquiera por tal de engañar al pueblo y salir
ganador de la contienda política. Por último, muchos políticos prometen sin
entender que el estatus político en que se encuentra la isla (ELA) no le va a
permitir cumplir muchas de sus promesas de campaña política. La razón es bien
simple, el estatus político en que se encuentra Puerto Rico es beneficiosos para
el pueblo por un lado, pero, desventajoso por otro lado porque limita a los
políticos implementar nuevas leyes que beneficiaría política, económica y
socialmente a Puerto Rico. Un ejemplo de esto es La ley de Cabotaje. En otras
palabras, el resolver algunos dilemas políticos en Puerto Rico se necesita
primero hacer un cambio de estatus político en la isla.
"Los dos partidos predominantes saben de esta tendencia del pueblo a la
hora de votar y se aprovechan para subir al poder, y luego, olvidarse del
mismo."
Los dos partidos políticos
Uno de los ciclos más tóxicos que se
sigue repitiendo en Puerto Rico es el de seguir votando por los mismos partidos
políticos dominantes. Esta inclinación de estar votando por los mismos partidos
y no darle oportunidad a otros partidos para traer nuevas ideas y propuestas frescas
es lo que ha permitido que Puerto Rico no progrese políticamente. Los dos
partidos predominantes saben de esta tendencia del pueblo a la hora de votar y
se aprovechan para subir al poder, y luego, olvidarse del mismo. El pueblo
sigue votando por ellos porque quieren mantener una falsa esperanza de que,
algún día, aparezca en escena un tipo de “Mesías prometido” donde sacará al
pueblo del estancamiento político, económico y social en que se encuentra. De
estos mesías que prometen y no cumplen, todos están cansado de verlos cada
cuatro años.
Votar por colores
Cuando se piensa en el ciclo más
tóxico dentro de los diversos ciclos que se da en la política de Puerto Rico,
muchos concuerdan que el votar por
colores y no por razones es el ciclo más tóxico entre todos. La mayoría de la
gente en Puerto Rico no vota por razón o por conciencia, sino, por el color del
partido, lamentablemente, de los dos partidos predominantes. Esta mala
costumbre se ha venido practicando por décadas y el panorama es que no va a
cambiar. La teoría más aceptada para creer el por qué los votantes votan por
color y no por conciencia es que esos dos partidos tienen una garantía de estar
unidos con los Estados Unidos. Ambos partidos tienen por política principal el
seguir unidos con los norteamericanos aunque su manera de hacer política en la
isla sea un fracaso. En otras palabras, el pueblo le da más importancia a la
seguridad de pasaporte, cupones y becas, aunque se hundan políticamente, a que,
maduren y se superen como pueblo, pero con el sudor de su frente.
Concluimos que la repetición de lo
mismo, de hacer lo que se cree que está bien y no lo está es lo que se
categoriza como ciclo tóxico. Estos ciclos letales que perjudican grandemente
la política, la economía y la sociedad puertorriqueña es lo que no deja que
avance Puerto Rico en mejorar su estatus de “casi en quiebra” a uno de
progreso. Lo peor es saber y reconocer que esos ciclos tóxicos son permitidos
por el mismo pueblo (en su mayoría) a la hora de votar por un candidato o por
los mismos partidos que no mejoran la situación actual de desesperanza, sino,
que hunden, cada día más, la situación actual a una de caos y desesperación. Las
dos preguntas para formular a los que leen este ensayo son las siguientes:
usted que vive en Puerto Rico, ¿seguirás practicando los mismos ciclos tóxicos
a la hora de pensar en el futuro de Puerto Rico? o ¿seguirás con la misma
práctica? Reflexionemos en los que leímos.